la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

martes, 18 de febrero de 2014

Como si un café ahogase tus recuerdos.

No sería justo hablar de volver como si no me hubiera ido nunca, como si continuases esperando en aquel parque, o en ese andén, o, qué sé yo, como si estuviese dispuesta a coger el tren, como si de nuevo en el portal a las tantas de la madrugada.

Como si estuviésemos de acuerdo otra vez en compartir insomnios para estar de nuevo solos y destrozados en las madrugadas. En tus madrugadas. (las mías continúan sin distinguirse de las noches.

Como si volviésemos a ser, aunque fuese por un único e inextenso instante, como si tuviésemos la ocasión de colarnos por las heridas que un día nos produjimos a mano armada; repintar las cicatrices en tu espalda y quedarme a vivir en la única boca que pudo hacerme olvidar a la tuya; pero ése es otro tema y tú siempre has estado a otro nivel. (Y supongo que continuas estándolo, pero no lo sé, llevo demasiado tiempo sin ese tipo de noticias tuyas.)

Y sí, creo que a estas alturas ni si quiera existe la posibilidad puesto que nunca se va a dar la ocasión de probabilidad de poder tenerte frente a mí.

Como si mi subconsciente no provocase arcadas cada vez que tu nombre perfora mis oídos, ni tus ojos mirasen con indiferencia cuando, en alguna ocasión, has recibido algún vano recuerdo de mi persona. Como si por casualidad, como por ti, como sin ti.

Como tras tu huida silenciosa sin portazo, como el mar que formé en mi habitación, como la tinta que derramé en lugar de sangre, como esa pared tan destrozada como yo. 

Como cuando fuimos sin ser, como si algún día hubiésemos dejado de serlo, como si alguna vez hubiese tenido yo el poder que te di a ti de destruirme y reducirme a cenizas. Como si hubiésemos salido ilesos de todo aquello. 

Como si continuase teniendo los cojones suficientes de nombrarte entre líneas, de recordarte en anocheceres y desvelarme en madrugadas, allá por donde dejé la cuenta de días perdidos en tu ausencia.
Como si pudiese seguir escribiendo-te.

Como si tú y yo hubiésemos sido algo más que un espejismo ahogado en café