la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

martes, 26 de junio de 2012

Prefiero parar el tiempo.

- Uno no dirige su propia vida, sino que es ella la que te dirige a ti. Es una circunstancia que se te escapa. Tú no puedes prevenir que algo así te vaya a suceder, son cosas que la vida te tiene preparadas y que es imposible descifrar. En un segundo todo puede variar.
+ Puede ser.
- Otro ejemplo: un día cualquiera conoces a alguien que piensas que es para ti, pero él no cree lo mismo. Tú intentas dirigir tu vida, que esa persona forme parte de ella de una manera y, sin embargo, resulta que forma parte de otra vida: no es lo que tú quieras que sea.
+ Pero, en ese caso, no es la vida quien te dirige y toma decisiones. Es otra persona, como tú y como yo, la que lo hace. No es un ejemplo válido.
- Sí que lo es. Es el destino, la vida misma, la que guía a la otra persona. Porque su vida actual ya está condicionada por lo que le ha pasado antes o por lo que él está viviendo ahora. La vida lo dirige a él y, de rebote, me dirige a mí.

- ¿Por dónde empezamos?

+ Podemos empezar diciéndote todo lo que te quiero. O mejor aún, empieza por mi cuello. Bésame y, mientras, te susurro al oído lo mucho que te amo, los años que llevo esperando este momento para estar a solas contigo.” 

Era tan indefinible como imprescindible.

"Es que estoy enamorado de ti y me estás haciendo la vida imposible. No te basta con no quererme, con liarte con otro delante de mí, más guapo, más maduro, mejor que yo. No te vale con hacer que mi existencia sea un infierno, que no piense en otra cosa que en tus ojos, tus labios, tu cuerpo perfecto. No es suficiente para ti que ya ni si quiera pueda oír nuestras canciones porque me pongo a llorar como un bebé. No basta todo eso sino que, además, me mientes. Me siento humillado. Haces que me preocupe por ti, me dejas plantado y no me cuentas la verdad."

sábado, 16 de junio de 2012

TE ECHO DE MENOS, Y MUCHO.

"Por esa persona que dijo que siempre iba a estar a tu lado y ya ni te habla, por aquel que te prometió que iba a estar indefinidamente ahí y todo quedó en unos pocos de meses, por aquel que conseguía sacarte una sonrisa en los peores momentos. Ese que, con tan solo un mísero "hola", te hacía la niña más feliz del mundo. Por ese chaval que sabía de lo que hablaba, que te repetía incansablemente lo mucho que te quería, lo feliz que era hablando contigo. Por esos planes de futuro que quedaron en el pasado. Por todo aquello que pensaste que podría hacerse realidad y se quedó en nada. Por como eras cuando estabas con él. Por lo rápido que pasaba el tiempo a su lado. "Horas como segundos", ¿lo recuerdas?. Por aquella vez que ibais a veros y nunca llegó tal momento. Por la maldita distancia, sí por esos kilómetros que más de una vez os separaron a pesar de que siempre estabais juntos. Por los recuerdos, pero no los vividos, sino aquellos con los que soñaste y jamás llegaron a suceder. Esos que dibujan una sonrisa en tu cara cuando los piensas. Por las noches sin dormir, hablando con él. Por los viajes, las escapadas, todos esos sueños que diseñasteis los dos. Por cada gesto. Por cada llamada de teléfono y por la cara de subnormal que se te quedaba mientras hablabas con él. Esa cara. Por aceptar sus defectos, por amar sus debilidades y por querer estar a su lado eternamente. Por cada mentira, por cada error, por cada equivocación, por cada pelea. Por todo aquello que vivisteis y por lo que nunca más volveréis a vivir. Por eso que os quedó por hacer
Porque no te he olvidado. Porque eso es imposible.Por ti, por mí. Por lo que te echo de menos y por la falta que me haces."

Fue una historia breve pero intensa

Puedes quedarte hecha polvo por alguien una sola vez. Después puedes enamorarte, decepcionarte y así sucesivamente, pero es diferente. Porque quedarte hecha polvo es otra cosa. Y si te pasa una vez (y a mí felizmente me ha pasado) luego quedas vacunada de por vida. Cuanto antes te pasa, mejor. Un poco como la varicela, supongo, que dicen que es mejor tenerla cuando eres pequeño porque después es más dolorosa.
                                                         "Siempre estarás tú", Francesco Gungui.