la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

domingo, 28 de octubre de 2012

Aquí y ahora




Nos quedamos quietos, mirándonos, pensando, temblando. Se me pasan por la mente multitud de situaciones y acciones. La situación se tensa por momentos, pero ninguno hace nada por cambiarla. Es como si se hubiera detenido el tiempo y solo existiéramos nosotros dos, unidos por la oscuridad y unos pensamientos en común.

"eres música"

Si estoy solo tu me acojes eres mi fiel compañía, me hablas sincera y me esperas cuando empieza el día. Mi guía, mi faro de Alejandría, si me ves perdido te miro y elimino la tristeza en un suspiro. Das sentido a mi existencia, tú desobediencia, tú, sola presencia merece mi reverencia, tú me diste un don, fuiste mi espada, siempre encerrada en tu prisión si la inspiración faltaba. Desde la nada me abrazas, no prohibes ni amenazas tan romántica y auténtica, tú nunca te disfrazas como un hada y un verdugo firme escudo en la batalla, tú, a quién acudo si otros fallan. Me das retos, aventuras y responsabilidad, me das éxito y dinero me quitas la intimidad, me exiges crear, me haces temblar, soñar, me curas me eliges para hablar si las calles están mudas. Me desnudas con ternura y siento tu tacto y tu olor, si te veo volar libre entre la voz de un cantautor eres Ópera y Flamenco, eres todo lo que tengo y te amo,mientras brotas entre las notas de un piano. Y me desintegras pintando estas noches negras, me alegras, me invades, me evades, alejas las tinieblas y me resucitas siempre, nunca me mientes eres el recipiente donde lágrimas se vierten. Eres Tango y eres ritmo vives en do, re, mi, fa impredecible compás cuando te vistes de Jazz, llegas y me das ógixeno, mi único somnífero si el mortífero estrés tensa mis músculos, discípulo de tu inmensa maestría cuando no te conocía, como podía vivir sin percibir tu melodía fuiste mía y solo mía en mis horas de miseria,compones la banda sonora de esta tragicomedia. Tú reina entre mil reyes, cumbre de mis valles,me levitas y asi evitas que tanto odio me ametralle tú, si eres Hip-Hop muestras denuncia y carisma, pero te vistes de clásica y sigues siendo la misma.Eres tú, mi suerte, eres tú, tan fuerte, eres tú, tú, tan diferente surges y de repente la vida olvida a la muerte. Imposible de tenerte si naces de un pentagrama,si el drama yace en mi cama me abres enormes ventanas, tu llama jamás se apaga, luz de eterna juventud cuando llores punteando una guitarra de Blues. Eres tú, la rabia sucia y rasgada de Kurt Cobain el compromiso sincero de Marvin Gaye, la grandeza de John Coltrane improvisando con el saxo,la mirada niñada en los ojos de Michael Jackson. Y es que tu son me sedujo, tu luz me dejo perplejo y caí,reviví como el sol en forma de Soul y R&B bebí de tí el elixir y resistí los golpes, si fui torpe encontre por fin mi norte, mi soporte. Entre acordes de Mark Knopfler redobles de Hanckock Herbi, de Vivaldi hasta Elvis, desde Verdi hasta Jack Berry. Inmortales piezas musicales hacen que el tiempo se pare, estallan como bombas provocando ondas letales de esperanza, de aliento y vida, mi gran amiga solo tu haces eficaces todas las frases que diga, mi balanza, mi paz, mi druida, en la fatiga tu haces realidad los sueños que yo persiga. Y es que sin ti no hay destino, solo piedra y mil caminos, sin ti, soy un mimo temblando en el camerino. Pero tu acojes mis voces si me ves desorientado, y bailas conmigo un Vals igual que dos enamorados. Eres la llave inmortal que abre este mental presidio, desde Tiste-tutanclan hasta el ójala de Silvio. Envidio el poder que impones en canciones despiertas mis emociones, con creaciones de Ennio Morricone. Sensaciones sin control cuando eres Rock n' Roll, el erotismo de un bemol en la voz de Diana Krall el solo de guitarra eléctrica que el silencio rompe, la armónica que esconden las manos de Steve Wonder. Te vi dónde todo acaba y Nada Sira con Black Sabbath respiras vida con la calma que inspira Bob Dylan, oscilas y posees a James Brown mueves su cuerpo, junto a Freddy Mercury, Ray Charles jamás habrán muerto. Y es cierto da igual que suenes con un arpa o un acai, con la clase de Frank Sinatra o de Barry white. Eres la métrica enigmática que envuelve mi ser y lo salva, el idioma con el que los dioses hablan, eres música.

Puede que sea saber que te quieren y sentir que te lo mereces.

“Todos queremos alcanzar la felicidad. Todos. Pasamos días, noches y más días buscándola. Es el motor que mueve nuestra vida y el corazón que impulsa nuestros actos. Realmente es lo único que tenemos claro. Estamos aquí para ser felices, de momento. Y, en ese transcurso, pueden ocurrir mil cosas. ¿He dicho mil? Miles. Millones. Todas y cada una de ellas provocadas por nuestros actos y decisiones. No hay nada casual. Y no me refiero a que nuestro porvenir esté escrito a fuego desde el momento en el que nacemos, sino que absolutamente todo lo que acontece en nuestras vidas es producto y consecuencia de lo que hacemos o dejamos de hacer.
Nos lamentamos de la mala suerte, pero la alabamos cuando va de nuestro lado. Gritamos, lloramos y nos desesperamos cuando las cosas salen mal, culpando a todo lo que nos rodea. Reímos, nos emocionamos y nos alegramos cuando todo sale bien y nos lo agradecemos a nosotros mismos. Error. Somos responsables tanto de lo bueno como de lo malo. Somos los únicos dueños de nuestras vidas. Los únicos capacitados para cambiarla, mejorarla o empeorarla a nuestro antojo."


                                                                           J. Martínez.

                                                                                                                                                                   

miércoles, 24 de octubre de 2012

"Como el nudo que se me hace en la garganta."

Arriesgarlo todo para no ganar nada, sabes de que hablo. Lo sabes tan bien como lo sé yo, eso fue algo tan nuestro... Era una especie de juego, algo así al típico de "el que se enamore, pierde". Puede que simplemente se tratase de un tú y yo, o de algo parecido a una especie de nosotros pero sin futuro. Los dos estábamos jugando con fuego sabiendo que podíamos llegar a quemarnos.Y aparecieron quemaduras, pero de esas que duelen con tan sólo mirarlas. Hoy por hoy te confieso que he perdido la cuenta de las noches, de los días, que ni contigo, ni sin ti, ni nada de eso. Déjalo, no intentes entenderme; no me aclaro ni conmigo misma si quiera. Tampoco te pido que me comprendas, sólo quiero que me des otras 24 horas a tu lado, todos esos besos que por un puñado de km no pudiste darme, todos esos abrazos que nunca tuvieron lugar y que me dejes decirte todas esas palabras que se perdieron por el camino. Necesito que nos riamos de todo esto y que reconozcamos que es lo más serio, porque si tú pasas, yo contigo. Que me la sudan todas las peleas, los malos momentos porque confío en que todas las buenas rachas que tuvimos superaron a esos momentos de debilidad. Porque jode y escuece, y si jode y escuece de esa manera es porque te quiero; porque no soy de esas que olvidan rápido, ni de las que perdonan despacio. No tengo ningún tipo de problema en decirte que necesito tenerte, aunque tan sólo sea eso, un día más, un día menos. Contigo y a tu lado. Nada más. Después, después prometo volver a intentar olvidarte, pero te recuerdo una última cosa: ambos somos expertos en incumplir promesas. Al fin y al cabo, no hemos dejado de hacerlo y así hemos acabado, ¿o no lo ves de esta manera?

"Nunca llueve eternamente."

Pienso en mi madre, ella siempre me decía de pequeña que el amor verdadero sólo llega una vez en la vida, en eso tenia razón, le abrazo con más fuerza. Mi madre también me decía que los cuentos de príncipes y princesas no existen, que la vida es otra cosa mas dura, mas real, que los finales felices son cosa de películas de cine, que para amar primero hay que sufrir, en eso tenia cierta razón, pero no del todo. Yo a diferencia de ella siempre he creído en los cuentos de príncipes y princesas, y la vida me ha enseñado que si amas lo suficiente y lo deseas con todo tu alma, incluso las cosas más difíciles pueden llega a convertirse en realidad. La vida me ha enseñado que cuando encuentras el verdadero amor, ese que te hace latir el corazón con fuerza, nada ni nadie podrá nunca separarte. Yo creo en los cuentos de hadas, y creo en ellos porque igual que en el cuento que mi hijo me hace explicarle cada noche, mi Principe dormidito despertó. “Es un milagro” decían las enfermeras del hospital. Estaba clínicamente muerto. Hoy tantos años después yo sigo creyendo que fue mi beso quien lo despertó, porque yo soy su Princesa, eso me dice cada día al despertarnos.

                                                                                                   
                                                        Erich Ventura.

noches + días

Rocía su cuerpo con aquella fragancia que sólo usaba cuando salía con él. Toma una copa de tequila, fuma un cigarro.. Quiere olvidarle, va a conseguirlo con quien sea, o al menos lo intentará. "Si no es con uno, será con veinte", piensa.  Sabe que no se llamará con ninguno de ellos, que no habrá más citas y por supuesto que no escuchará un 'te quiero'. Francamente parece que le da lo mismo. Esa noche será su noche.

sábado, 20 de octubre de 2012

Quizás mañana la palabra "amor"..

Todos los días, nuestro camino se cruza con el de personas a las que quizás no volvamos a ver jamás pero que, aún así, pueden cambiar nuestra vida para siempre. Para bien.... y para mal. 
¿Qué pasa cuando vuelves a encontrarlas?

viernes, 19 de octubre de 2012

"Un nuevo comienzo"


Al final del camino estaba él, con su sonrisa, su mirada tan intensa como siempre, cómplice de una felicidad que ni él mismo podía explicar, de la que tantas veces había sido ella la culpable. Pero esta vez no. No iban a verse para eso.
                
Ella avanzaba lentamente, le costaba entender por qué las cosas habían acabado de esa manera, cómo podía haber terminado algo que juraron que nunca tendría final. “Las promesas se rompen, están para incumplirlas”, pensó. Y no se equivocaba. Todo tiene fecha de caducidad, hasta las mejores sonrisas que en un entonces fueron dedicadas. Incluso el mejor de los momentos se convierte un día en un simple recuerdo. Lo suyo también había terminado a pesar de que no pudiese asumirlo en ese momento. Su corazón le latía deprisa, pues se había acelerado al verle a él como tantas veces le había visto, le había soñado, le había sentido. Seguía sin poder creérselo. Él, que se había convertido en todo lo que añoró desde pequeña. Lo tenía delante de sus ojos y sabía que estaba a punto de perderlo.

Él comenzó a ponerse nervioso, no sabía bien lo que sentía. La sonrisa de su cara se transformó en una mueca y, aunque intentaba no aparentarlo, estaba dolido. Le angustiaba volver a verla. Se le vino a la cabeza aquella frase que le había dicho poco después de comenzar a estar juntos: “Ni eres mía, ni yo soy tuyo, nos tenemos el uno al otro y eso es más que todo y menos que nada." Verdaderamente no había sacado de su cabeza esta afirmación desde que comenzó a visualizarla a lo lejos. Sabía que en ella se resumía toda su historia, si es que se puede llamar así, y por eso sonreía. Por ella, por los dos. Al igual que intuía que iba a continuar en sus pensamientos durante mucho tiempo. Había tomado una decisión, no obstante, vacilaba sus propios pensamientos, dándole vueltas a su cabeza sobre si estaba haciendo lo correcto. Estaba hecho un lío y la culpa la tenía la chica que avanzaba asustada y lentamente hacia él. Comenzaba a ver las cosas de otra manera. No sabía lo que iba a pasar a continuación pero lo intuía, la conocía demasiado bien. Sabía que ella iba a sufrir, le iba a demostrar que estaba mal, que no podía más.

Así fue. Las lágrimas afloraron en su pequeño rostro. Comenzó a llorar. Casi había llegado al lugar en el que estaba él. No podía permitirse el lujo de perderlo. Jamás podría olvidarle. Ni a él, ni a los momentos que juntos habían pasado. Su interior se negaba inútilmente a rendirse. Sería demasiado fácil aceptar la realidad y dejar de luchar por lo que quiere, por él. Lloraba desconsolada. Necesitaba uno de sus abrazos, que le dijese que no se preocupara, que se había equivocado, que todo iba a salir bien de ahora en adelante. Sin embargo, comprendía que deseaba en vano. Había ido hasta allí para perderle. Lo sabía más que de sobra pues no cabía duda. Horas antes había sido claro y preciso: “Tenemos que hablar, esto tiene que cambiar. Ya no es lo que era. Lo siento…” Se sintió peor de lo que estaba cuando rememoró eso que él le dijo y lloraba con más fuerza que antes. Notó que esa sonrisa que tanto le gustaba, que tan especial le hacía, se había convertido en una contorsión de su rostro. Y eso le dolía. Le dolía mucho.

Él se estremeció. Se sentía culpable del llanto de aquella niña que tantas veces le había hecho soñar y seguir adelante. Rápidamente su cabeza cambió aquella precisa frase por algo mucho más valioso: todo lo que pasaron desde un principio hasta lo que parecía que iba a ser el final, es decir, hasta aquel momento. Ahí se dio cuenta de lo mal que se había comportado y de lo imbécil que había sido. Ella, que siempre estuvo cuando la necesitó, que sabía como hacerle sonreír, que no le había permitido llorar por nada, que le había dado palabras de ánimo y de esperanza cuando más falta le hacía… Ella estaba triste, llorando. Y era culpa suya. “No quiero perderte, no voy a dejar todo lo que nos hizo felices de esta manera”, recapacitó. Le molestaba verla así. Tenía que decidir rápido: o ella, o su orgullo. A ella apenas le faltaban unos pasos para alcanzarle y todavía no sabía lo que le iba a decir cuando se detuviese justo delante de él.

Era consciente de que, en apenas un minuto, iba a enfrentarse a la realidad que tanto daño le hacía. No había conseguido dejar de llorar a pesar de que lo había intentado varias veces. Dedujo que si le costaba dejar de llorar, olvidarle a él sería mucho más complicado de lo que jamás se habría podido imaginar.  De eso también estaba segura.

Había llegado el momento. Estaban el uno frente al otro. Ella había hecho un esfuerzo y lloraba un poco menos. Él no sabía como consolarla, no encontraba las palabras adecuadas. Ninguno de los dos sabía lo que iba a ocurrir a continuación.
“Por favor, si esto tiene que terminar, que sea ya. No quiero que se alargue más, no podría aguantarlo…”, pensaba ella.
Él estaba más seguro que nunca, no iba a dejarla. Le daba igual su orgullo, su dignidad y lo que los demás pensaran al respecto. Únicamente le importaba ella. Se acercó lentamente, la abrazó y le dijo que lo sentía, que no podía terminar con aquello, que le importaba mucho más de lo que ella se imaginaba.  Le sujetó la cara, la miró a los ojos y le secó las lágrimas. Volvió a abrazarla. Y la besó. La besó con dulzura, con cariño, con amor. Con un sentimiento tan grande, tan sincero y tan profundo que nadie podría llegar a entenderlo, ni mucho menos tratar de explicarlo. Habían estado a punto de acabar con todo, pero ambos coincidían en que aún no había llegado ese momento. Ahora sabían que nada es eterno y que el infinito no existe, y en el hipotético caso de que existiese, siempre se iba a quedar corto. Pero eran felices como nunca antes lo habían sido y eso era lo que contaba en aquel instante. Lo demás no importaba. Se tenían el uno al otro y aquello era más suficiente para ambos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

"Demasiadas noches en vela"

¿Cuántas veces dijimos que nunca cambiaría nada entre nosotros, que siempre seríamos los mismos? Perdí la cuenta. Las cosas ya no son los que eran, ni nosotros los de entonces. Las diferencias son notables; si te he visto, no me acuerdo. Sabes de lo que hablo, sé que tú también lo sientes. He de confesarte que yo no he dejado de sentirlo, ni de sentirte. Cada vez que te veo... sdghsfgydsfigdfgusguydfgsdgdsg... Es indescriptible lo que noto cada vez que mis ojos se centran en ti, o simplemente cuando los cierro y te imagino. Pero también es imprescindible. Tan indefinible como cierto, como necesario y como mío. Eh, bueno.. Ahí me equivoco. Ya no eres mío, nunca lo fuiste. "Ni tú eres mía, ni yo soy tuyo, nos tenemos el uno al otro y eso es más que todo y menos que nada", ¿lo recuerdas? Ya ves que yo no lo he olvidado, no podría aunque quisiera. Es en momentos como estos en los que me doy cuenta de que es verdad todo aquello de que las palabras se las llevan el viento y las personas consigo, que todo lo que se da, se acaba quitando un día, y que, tarde o temprano, habrá que poner punto y final a una cosa que no parecía más que una simple coma. Pero bueno, las cosas como son y cada uno con su peo. Sé de sobra que jamás lograré entender una lengua sin tu saliva y que por mucho que busque, no voy a encontrar a nadie que se asemeje a ti en lo más mínimo. El infinito no existe y si existió, se quedó demasiado corto. Ambos lo sabemos, lo sabíamos también por aquel entonces pero decidimos hacer como si no hubiese fin. Aunque lo cierto es que nunca lo hay. Verdaderamente, los sentimientos no se acaban, tan sólo cambian de lugar en el corazón, en la memoria o en dónde quiera que los tengas, pero siguen ahí y eso se nota. Yo lo noto cada vez que te veo y sé que, aunque no quieras admitirlo, tú también lo sientes. Todo pasa hasta que te das cuenta de que sigue siendo como antes, que sigue estando ahí eso que un día decidiste ocultar y tratar de olvidar.