la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

lunes, 9 de julio de 2012

Solo te pido una razón.

Explícame si es que puedes el motivo por el que no has salido de mi cabeza, por el que sigues ahí desde el primer día. Dime por qué cada vez que estoy a punto de olvidarte, reapareces con esa maldita sonrisa. Te juro que no entiendo   la facilidad que tienes para volverme loca en cuestión de segundos y sé muy bien que si fueras yo, tú tampoco lo entenderías. Creo que nadie puede hacerlo. No sé como a estas alturas aún no he conseguido olvidarte. Conozco perfectamente cada uno de tus defectos, todas tus debilidades, tus jugadas. Sé de sobra lo hijo de puta que puedes llegar a ser y no hago nada por evitarte. Sabes perfectamente que he llegado a averiguar la peculiar manera que tienes de engañarme, de hacerme ver las cosas como no son, de decirme que solo hay una y que esa soy yo cuando, en realidad, estás con otras muchas a las que supongo que dirás lo mismo. 
En parte, esto pasa por conocernos tan bien. Es difícil olvidar a una persona que juega de esa manera, que te conoce tal y como eres y sabe como manejar la situación. Mira que eres jodido, ¿eh? ... ¿Sabes? Nunca quise perderte, jamás pensé que podíamos acabar así. No sabes cuánto y de qué manera me duele no poder estar contigo, no estar ahí a tu lado, apoyándote, en las buenas y en las malas, tal y como lo dijimos. Que "todo lo vivido no es tiempo perdido", eso dicen, pero para mí todo aquello fue más que un puñado de recuerdos. Quizás sea por eso por lo que, cada vez que vuelves a formar parte de mi vida, lo haces con más fuerza y dejas un vacío y un dolor todavía mayor. 

lunes, 2 de julio de 2012

"Vivimos en un mundo al que le falta compañía"

Directas disfrazadas de indirectas; pensamientos convertidos en canciones, recuerdos con fecha de caducidad, sueños rotos, promesas que nunca tuvieron intención si quiera de llegar a cumplirse. Todo es pasajero. Efímero. Esa es la palabra que logra definir todo esto. Ya no es por nosotros, ni por lo que fuimos, ni por lo que deberíamos haber sido, ni por lo que jamás seremos. No se trata de las veces que reí, que lloré, contigo. Y es que no es cuestión de las noches en vela, de las mañanas con la cabeza dando vueltas, del estrés de la nostalgia, de todo lo que se fue cuando te fuiste tú. Porque a pesar de cada putada, de todo lo que llegó a pasar, de las palabras que pronunciaste y se las llevó el viento y de las ilusiones que te llevaste el día que te marchaste. A pesar de lo que dolió aquello, de lo que costó superar, de que me di cuenta que el olvido no existe, de que el tiempo pasa y no se lleva nada de lo que dejaste en mi memoria. A pesar del "antes y después" que marcó tu marcha, yo sigo sin entender el por qué de tus idas y venidas. Continúo pensando en tu recuerdo y en cada uno de los días que pasamos juntos, sé que tú también los tienes presentes. Puto orgullo. 
A eso me refiero.  Millones de rollos como este, como el nuestro, comienzan y acaban prácticamente a diario. Son historias inconcretas que, únicamente, viven del momento  y en las que,por mucho futuro que crean que tienen juntos, nunca (y sí, digo nunca) se aspira más que a seguir soportándose la semana siguiente. Después de tanto buscarse, pum, todo y nada. Dolor continuo, fracaso evidente y delirio constante. Definitivamente, vivimos en un mundo al que le falta compañía.