la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

viernes, 7 de diciembre de 2012

"Quedarán momentos, volverán recuerdos."

Has jugado, he jugado, sin reglas, con todo de por medio, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año, tras año hasta que el juego terminó. Quizás, ¿por un tiempo prolongado? No encuentro respuestas. Y aún así quedan secuelas, versos incompletos, cosas que decirnos, mentiras que prometernos, promesas que se esfumen y sentimientos aparentemente vacíos que se puedan mover y remodelar tantas veces como se quiera. Total, el daño ya está hecho. No hay nada de que hablar pero quedan temas que zanjar, visitas, viajes, escapadas. Sí, lo mencionaste más de una vez. "Un secuestro no forzado." Lo demás, lo demás es secundario. No hace falta estar bajo los efectos del alcohol, ni de las pastillas, LSD, éxtasis, anfetas, setas alucinógenas, rallas y/o similares  para admitir que queda algo aunque no se sepa qué es. Seguramente no sea nada, pero está ahí. Maldito subconsciente, puto orgullo. Más que físico, nos separa lo psicológico y que intentemos seguir nuestras vidas sin atender a las necesidades del pasado que no quedaron abastecidas. ¿Un beso? Apostaría por algo más que eso. Algo abstracto, puede ser pero que se sienta, es más, se siente, o al menos yo lo siento. Otra oportunidad, una nueva derrota, asimilando que siempre pasa lo mismo, que todo queda igual, que es caótico, problemas, sin recursos, sin motivos, sin razones, echando todo a perder. Sin remedio. No se pueden cambiar las cosas. Posibles soluciones, quemar recuerdos, coger el mechero y dejarse llevar. Sería en vano. Quedarían cenizas. Y es que, pase lo que pase, pasen los que pasen, se parezcan más o menos a ti, tengan o carezcan de una similitud a todas aquellas extrañas situaciones por las que pasamos, incluso me atrevería a citar aquí al tiempo, por mucho tiempo que se desvanezca, que se esfume y que se olvide, no podré obviar aquello que un día me hizo sonreír de tal manera. Porque el que se tratara un juego, una más, una menos, uno más, uno menos, no tiene tanta importancia como aquello a lo que no nos limitamos a querer. A ti, a mí, sin ti y sin mí. Como siempre y desde entonces. 

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