la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

jueves, 7 de febrero de 2013

"trescatorce"

No puedo obviar el hecho de echarte de menos, ni el arte con el que me escribías, ni los versos que te dedicaba en secreto, ni las noches pensando en "tú y yo", a kilómetros de distancia.
No puedo evitar una sonrisa rota, tonta, cada vez que tu rostro decide aparecer por mi memoria, y eso que no te recuerdo tal y como te conocí, sino tal y como me dejaste.   
Desisto de querer dejar de escribirte, de intentar olvidarte, de hacer como si nunca te hubiese conocido, como si no hubiese ganado nada, algo así a invertir el significado de esa frase: "Como si hubiéramos ganado por habernos conocido." Cuando en vez de ganar hemos perdido, nos perdimos el uno al otro. 
Vacío. Soledad. Un desastre. En mayúsculas. De esos que duelen con tan sólo pensarlo y ya se sabe, si duele, inspira. Y si inspira, escribe. 
Tampoco puedo decirte que te echo en falta de la misma manera a la de antes. Aunque  te sigo necesitando. Pero he dejado de buscarte, a pesar de que recalco que jamás me importaría encontrarme contigo. No sé que capricho del destino, ni que suerte, desgracia, casualidad o como quieras llamarlo decidió ponernos al uno en la vida del otro. Pero está claro que se equivocó.  Ya ves, hasta esas cosas se equivocan, y no descarto el hecho de que yo también lo hacía cuando te escribía, o simplemente, cada vez que decido desahogarme de esta manera. 
Aún así sigues doliendo. Estás ahí y de sobra sé que seguirás presente, al menos, por un tiempo. Después, después no sé. Sigo sin poder concebir mi vida sin ti. Irónico, ¿verdad? Las cosas que más joden son, a veces, las que más necesitas. 

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