la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

sábado, 8 de junio de 2013

Introducción

(¿Para qué voy a escribirte comenzando con la introducción de siempre? Si ya no sirve de nada. Es más, ella misma se ha quedado pegada a las sábanas esta mañana, como si así pudiese tener una parte de ti cuando me vaya a acostar. 
Aunque ya no tenga importancia; y yo esté decidida a perderte de nuevo. Pero esta vez para no recuperarte.
No sé si me explico. Bueno, yo me entiendo.)

Debería estar estudiando filosofía pero aquí me tienes: con el bolígrafo pegado a una mano y sujetando el papel con la otra (por si decides escapar de esta manera antes de que te deje ir. No sé, algo así.) y sabiendo que escriba lo que escriba voy a salir perdiendo. Porque digo yo que será por algo por lo que en cada línea sale sin tener que salir un pedacito de tu persona (o de lo que eras, o decías ser) y claro, así cualquiera decide soltarlo todo. (...)

Sin embargo, yo lo que quiero es otra cosa. Con esto únicamente busco recoger todos tus pedacitos esparcidos por mi subconsciente y arrojarlos al vacío porque está visto que eso de prenderles fuego no es suficiente. Al menos por ahora. 
Escribir tan sólo refleja un suicidio premeditado de todo eso que no es nada, pero que me recuerda a ti por alguna extraña razón. (El por qué da igual, ya es tarde para pedir o dar explicaciones.) El problema está en que al final, cuando quiero empujarte a las vías del tren (aclaración: esta vez si que se trata de ese tren que sólo pasa una vez) y sentarme a esperar mientras viene para ver qué sucederá después, las ganas me reconcomen por dentro, mi subconsciente decide detenerse en tu maldita voz y la conciencia regresa a mí para decirme que es una manera cruel de desprenderse de algo así. 
Y entonces vuelve mi orgullo. Y no me queda otra que levantarme e irme porque no estoy preparada para ver cómo mueren todos aquellos pedazos convertidos en cenizas de haberlos quemado tantas veces (al menos psicológicamente). 
Y no sé muy bien cómo pero me doy cuenta de que estaba soñando y me despierto culpando a esa puta introducción por quedarse entre las sábanas esa noche bajo la excusa de que el día anterior intentó ahogar a tu recuerdo con dos copas de más. Y se siente mal. Y no me extraña.
Jugar a la ruleta rusa con algo que no existe nunca podrá ser bueno. Después vienen las consecuencias... 

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