la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

domingo, 8 de diciembre de 2013

La solución definitiva.

Los monstruos que habitaban el rincón de debajo de la cama han dejado de preguntarme por ti. Se han marchado con la última de las cartas que quemé y que no debieron ser escritas.No sé exactamente por qué pero esperaban ansiosos ese momento en el que, por fin, me desprendiese de ti. Supongo que lo hacían para poder irse ellos sabiendo que yo estaré bien, que no volverá a atravesarme el pecho un puñal cada vez que escuche tu nombre. Y ya ves, parece mentira que hasta ellos hayan conseguido ponerse de acuerdo en algo; aunque ese algo conlleve a tu partida definitiva. 
Aún así, yo (te) sigo escribiendo. 
¿Acaso debería intentar detener a aquellos recuerdos que piden a voces volver a su tumba y dejar de dejarles flores marchitas? Porque, a fin de cuentas, es lo que llevo haciendo desde hace más de un año.
Los monstruos de debajo de la cama han respondido por ti, y por mí. Me han hecho entrar en razón. Me han explicado que por muchos insomnios que lleven tu nombre siempre serán más las madrugadas desperdiciadas en pensar en todo eso que pudo ser y no fue. Dan igual las razones, no fueron por alguna u otra de ellas, ¿qué importa entonces? Si esto es un sinsentido que no lo entiende ni el que lo redacta. 

Al final todo acaba reduciéndose a cenizas. 
Puede que ellos se lleven las tuyas y las tiren al mar. Ellos saben que vivo enamorada del movimiento de sus olas y de él y que pienso con más claridad cuando me encuentro sumergida en su seno. Quizás tenerte allí me ayude a tomar las decisiones más frías  para después poder tomar contacto con la arena caliente.

No sé a qué le escribiré a partir de ahora pero cada vez estoy más cerca de dejar de nombrarte entre líneas. 
Te diría que estoy segura de que te voy a echar de menos pero. 
(fuiste tú el que metió el portazo, yo sólo intento llamar al cerrajero y cambiar la cerradura para que no puedas volver a entrar)
Hasta siempre, mi amor.

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