la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

sábado, 19 de enero de 2013

Ella no sabe lo que es levantarse en mitad de la noche, e incluso, en medio de una siesta gritando tu nombre. No conoce la sensación de vacío que dejas cada vez que te vas y lo que llenas cuando decides volver. Ni las lágrimas que produces, ni las sonrisas que sacas, ni los desvelos que causas. 
Ella desconoce que dueles.
No seré yo la que te dé un beso de buenas noches y esté ahí cuando despiertes con una sonrisa y el desayuno preparado. Jamás tendré la oportunidad de hacerte un simple café, ni de decirte de nuevo lo que te quiero. Pero siempre lo pensaré. Digamos que lo haré en secreto, en silencio. Prometo cada noche antes de dormir pensar. Sí, en todo lo que no fuimos y en lo que nunca seremos. Así, cada mañana tendré el pedacito de ti que recordé la noche anterior y te sentiré cerca, aunque estés con ella. 
Intentaré salir de ti haciéndome a la idea de que no estás, no porque no estés, sino porque ahora sois el uno del otro. Pero me molesta. No porque no sea yo, sino porque ella ignora como eres. Estoy segura de que no sabe que no te gustan tus apellidos, ni los niños chicos, ni que tu color favorito es un tipo de azul muy difícil de describir, ni que has tenido que ser fuerte en muchas ocasiones, ni que a ti también te han hecho más daño del que deberían. Tal vez, ella solo conoce tu nombre y algunos datos de tu persona que le hayas proporcionado. Pero nada más lejos que eso, lo que puede ver y no otra cosa.
Jamás podrá convertirse en el motivo de unas horas de viaje. No conocerá la impotencia de que no te vea, ni luchará contra su cabeza, su corazón y sus recuerdos para poder sacarte adelante sin salir ella. Ella no sabrá lo que es echarte de menos de la manera en la que lo hago yo. No será traicionada por su subconsciente cada noche. 
Ella cuenta contigo. Yo, intento olvidar que existes. ¿Entiendes lo que intento decir? 

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