la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

viernes, 10 de enero de 2014

Volvemos porque no sabemos irnos.

Mi amor, no dejes de abrirme en canal todo este tiempo que no vas a estar, que no vamos (ni queremos) volver a ser. Mátame. Y no te preocupes por mí porque ya vendrá alguien que quiera cerrarme y besarme todas las heridas, las cicatrices de todos aquellos lunares que me arrancaste de cuajo para llevar a otras "señoritas" a la luna. Y sé que llegará y pondrá mi mundo patas abajo tan sólo para llevarte la contraria o tal vez porque lleva demasiado tiempo patas arriba y por tu culpa. 

                     Y también sé que odiará todo lo que  yo no supe quererte. 

Y maldecirá cada uno de tus ataques, tus regresos y mis estúpidas recaídas. Suicidas y hermosas recaídas. Y sabrá que lloré tu primera despedida como lo hice sin cojones en la última  y que no era capaz de pronunciar tu nombre por miedo a que alguien te hiciese suyo aún sin conocerte y que las sonrisas más sinceras las he tenido al escuchar tu voz, o al soñar-te.
Y me ayudará a deshacerme de la parte de mi débil subconsciente que no deja de hablar de ti y que cada vez escucho menos a pesar de saber que siempre ha estado vigilada por tus pupilas. 
Y pulirá los huesos en los que un día te calaste tan dentro y de una manera tan indescriptible que nunca terminará de borrarte del todo.

                             Y entonces te odiará con más fuerza y me querrá un poquito menos. 
                                                                                                      Muy a mi pesar.

Y todo finalizará cuando acepte que vivir acompasado a tu recuerdo es lo más cuerdo que puede hacer si no quiere enfrentarse a mi memoria, más que nada porque no creo que tenga la suerte de que sea un psicólogo y pueda comprender que yo una vez fui hasta que te fuiste y dejé de ser. 
Hasta que apareció y decidió cambiarme los insomnios por contemplar madrugadas. 

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