Que contigo conjugaría el verbo temblar en todos los idiomas del mundo, pero quedándome en la primera persona del singular, que es lo que viene a ser cuando tú.
Porque me tuviste temblando y lo sabías, y aquí sigo y tú ya quieres creer no saber.
Pues bien: Esto es lo que pasa.
Que hasta el mar te echa de menos cuando te vas y contra eso... Contra eso yo no puedo competir. Tan sólo me queda seguir escribiéndote y formar mi propio mar lejos de tu espalda. Eso y echarte de menos y, quién sabe si de más, madrugada tras madrugada.
Insomnio tras insomnio. Eres.
Y yo no sé si me explico pero me bastó aquella vez para elegir suicidarme contigo.
Los demás son todos secundarios.
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