la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Quítame la pena.

¿Cómo llamar "vida" a lo mismo que planeó una estrategia para quitártela?
¿Cómo continuar con? Si ya no eres, si resulta que no. Si desde que, ya.  

Te juro que voy a desatar todos aquellos lazos que no acabamos de hacer. Te prometo que voy a cambiarle el nombre a donde antes. Donde. Antes. Antes de. 

El que juega con fuego... El que juega con fuego no tiene por qué dejar de ser hielo. Y aquí me tienes para comprobarlo. 

Estoy sentimentalmente muerta, no tengo nada bajo el pecho que distribuya sangre: la perdí toda intentando ser cristal.

Perdóname, siempre pensé que volvería. Tranquilo, has ganado, el último portazo ha sido tuyo. 
En el fondo hasta tienes razón: las cartas llevaban puestas sobre la mesa desde el primer momento. Esa culpa sí que fue mía. No me atreví a mirarlas. No podía enfrentarme a la realidad de la que ahora soy consciente.
Debo confesarte que se me cayó el alma al suelo la última vez que me vi contigo por la calle. Olvido, no puedo prometerte que te echaré de menos ni que nos volveremos a encontrar. Nunca fuiste un antes y un después. Siempre durante. 
Hasta. Desde. Por. Para. Punto. Y final. Y esta vez de verdad. No, no te molestes en volver, yo ya me he ido. 

Ni el tendón de Aquiles, ni el agua del mar, ni un huracán puede arrasar con lo que queda de esto: la nada.

Hasta siempre, memoria.

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