Dicen que el valor de una
persona se mide por el vacío que deja cuando se va y tú... Tú dejaste un vacío
enorme. Sabes de sobra que ninguno de los que te conocieron te va a poder
olvidar. Es imposible olvidar una persona tan grande como tú. Por mucho tiempo
que pase vas a estar con cada uno de nosotros y siempre te recordaremos por
cada una de tus virtudes, que no eran
pocas. Gracias por todo abuela, por tus bromas, por tus juegos, por las comidas
de los miércoles en tu casa. Gracias por unir a tu familia, por enseñarme a
pintarme las uñas, por prestarme tus anillos cuando iba a veros al abuelo y a
ti. ¿Sabes qué? Aún recuerdo que usabas la laca de Nelly y cada vez que la veo,
joder cada vez que la veo me recuerda lo grande que eras, lo importante que eres
y... Pero es que no sólo es eso... Todo me recuerda a ti. Recuerdo
perfectamente que cuando iba a pasar las tardes con vosotros me cogías, me
llevabas a la despensa y me dabas las galletas que más me gustaban del mundo.
Yo luego las buscaba con mi padre para comprarlas pero he de confesarte que no las encontraba... No
sé de dónde las sacabas. Eras especial abuela. Me duele tener que hablar en
pasado de una persona tan GRANDE como tú. No te haces una idea de lo que has
llegado a marcar mi vida. Joder y es que recuerdo ese día como si de ayer mismo
se tratase y no han pasado nada más y nada menos que 12 años.. Fue todo tan, no
sé tan rápido, tan raro. Estábamos allí, en la casa de las Tendillas, fuiste al
baño y Teresa y yo estábamos viendo la tele en la salita de al lado de la
cocina y de repente, un chillido, un golpe y nosotras fuera de la casa. La
ambulancia y yo que no sabía qué cojones estaba pasando en esa casa… Pasaron
los días, no sé cuantos, quizás dos o tres y de camino al colegio, me caí y me
abrí una cicatriz en la barbilla. Ese mismo día te fuiste. Te fuiste para
siempre. No recuerdo cómo me lo dijeron. A veces parece que es como si lo
supiese de siempre, que no hacía falta que nadie me dijera que ya no ibas a
volver, que te habías ido, no sé, sigo sin entenderlo. Lo que más me molesta es
que sé que me faltaron momentos para decirte lo mucho que te quiero. Y es que
cuando pienso en ti y cierro los ojos veo el día en el que me regalaste ese oso
tan grande que tengo a los pies de mi cama, el día en el que nos compraste
ositos de gominola porque papá se enfadó con nosotras, el día en el que
visitamos el puerto para ver los barcos, el día que fuimos a Puerto Banús y
quisiste hacernos ese retrato. Eres la persona más increíble que conozco. Y
hoy, bueno hoy y siempre, pero especialmente hoy, quiero que sepas que te
quiero, que siempre te tengo presente y que nunca me voy a olvidar de ti.
Quiero darte las gracias de nuevo por todo, por hacerme la chiquilla más feliz
del mundo, por regalarme una infancia maravillosa y por hacerme sonreír cuando
mis padres se enfadaban conmigo… Y también quiero que sepas que las cosas que
me cuestan las voy a hacer, pero las voy a hacer por ti, porque te quiero y
porque te necesito. Te echo de menos.
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