la culpa fue mía por escoger suicidarme contigo…

martes, 27 de diciembre de 2011

Los finales felices únicamente están al final de los cuentos y de algunas películas. Sí, el típico beso, la típica boda, el típico abrazo, todo esto antes del "the end" de las películas americanas, seguido de los créditos o de la última página de mi cuento favorito cuando era niña. Entiendo que tengamos las expectativas muy altas en cuanto a los hombres, Disney nos ha inculcado un modelo de perfección que no se puede encontrar fácilmente, ese príncipe azul que te lleva a las estrellas o ese "hache" que te hace sentir a 3msc pero la realidad es muy diferente. La mayoría de las historias, acaban y la mayor parte de la mayoría acaban para mal más que para bien. Es extraño, ¿verdad? Alguien quiso un día que todos fuéramos felices, que viviésemos juntos siempre pero a medida que vas creciendo te vas dando cuenta que el amor no existe, que es lo que es, sentimientos y que ni tú misma los entiendes a pesar de que formen parte de ti. Y cuanto todo acaba es cuando echas en falta su sonrisa, la forma en la que decía las cosas, las llamadas a escondidas, el contar día para verle, los km que nunca os unieron, el por qué de todo aquello, el motivo por el que se fue de tu vida, por el que te fuiste de la mía. Quieres tenerlo delante, mirarle a los ojos y explicarle lo que significa para ti, no solo escuchar su voz por teléfono pero es que no puedes, es que hay un espacio físico y palpable que os separa a pesar de que no hay distancia más puta que el orgullo, así que una vez más, a la mierda todo y cada uno con lo suyo. ¿Veis a lo que me refiero? El amor propiamente dicho, no existe. El amor no es un te quiero, el amor es ir más allá, es sentirlo y nadie, salvo en muy pocas excepciones lo ha logrado retener. El príncipe azul de los cuentos de hadas no existe y el que te salva la vida cuando el malo te tiene de rehén, tampoco. No existe nada, todo es inventado. Únicamente puedo decir que existe la realidad.

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